POLÍTICA

Que ni qué

Que ni qué

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Lo primero que requiere un gobernante para gobernar es estar físicamente disponible, tanto en presencia como en salud

Carlos IV y Fernando VII, su hijo, fueron invitados a Bayona, Francia, por Napoleón Bonaparte y obligados a abdicar en su favor; gracia que éste cedió a su hermano Pepe Botellas.

La ausencia del monarca fue la chispa que inflamó las guerras de independencia en la América española. Nadie dudó, al menos al principio, de la legitimidad de Fernando VII y su calidad de Rey, pero sí de su imposibilidad física y material para gobernar España y sus colonias. Baste recordar a Primo Verdad y su disertación sobre el tema.

Lo primero que requiere un gobernante para gobernar es estar físicamente disponible, tanto en presencia como en salud. Fernando VII era Rey, pero no gobernaba, estaba preso.

Es por ello que en casi todas las constituciones de los nacientes Estados latinoamericanos se obligaba al Ejecutivo a solicitar permiso al Congreso para ausentarse del País. Norma que nos llega por la Constitución de Cádiz y que fue aprendida a sangre y fuego por el pueblo español.

Hoy, sin embargo, la ausencia del gobernante no importa, al menos en Venezuela.

El Máximo Tribunal de Justicia de esa Nación ha determinado que no hay falta temporal o definitiva de Chávez porque existe un permiso abierto del Congreso para que se ausente del País por razones de salud el tiempo que sea necesario. No existiendo falta, es decir, ausencia, el conflicto se reduce a conservar el principio de continuidad administrativa por sobre los formalismos de la juramentación (Protesta Constitucional y Toma de Posesión).

Hablando de formulismos, Chávez, para el Tribunal, no está ausente, está de permiso; por tanto sigue gobernando y no tiene necesidad de protestar el cargo para el que fue reelecto. Prevalece la continuidad administrativa y ya cumplirá los rituales de la juramentación cuando las razones de salud que hoy se lo impiden desaparezcan. ¿Cuándo será eso? Chi lo sa. ¿Podría terminar el nuevo período presidencial para el que fue reelecto antes de que suceda? Conforme la sentencia, sí.

La lógica de la resolución es leguleya y falaz. No se trata de permisos del Congreso que enmascaren la verdad fáctica de la ausencia real del gobernante y el derecho de Venezuela a conocer el estado de salud de su Presidente. Al igual que Fernando VII, Chávez no está físicamente en tierra venezolana, permanece recluido en un país extranjero, fuera del alcance, contacto y valoración de su pueblo. Podría estar muerto y no lo sabríamos. Podría estar en coma o con otra incapacidad y nadie lo sabría.

Con independencia a las florituras jurídicas del Tribunal, ¿está o no Chávez físicamente presente y en condiciones para gobernar Venezuela? ¿Si no puede cuidar de su propia salud en su país, menos puede gobernarlo sin estar en él? ¿Está físicamente capacitado para ejercer el cargo y, si es así, por qué se oculta su parte médico?

No es un problema de democracia ni de geopolítica. Es un asunto de que no se puede gobernar en ausencia y menos sin un mínimo elemental de salud y de verdad.

¿Cómo seguirá el Poder Ejecutivo en el cumplimiento cabal de sus funciones, como sostiene el Tribunal, sin la presencia de su titular?

¿Estar en Cuba y con permiso por salud es igual a estar presente en Venezuela y en plenitud de sus capacidades? ¿Si el permiso es para ausentarse, se está ausente o presente?

La ley impone un "deber ser" porque de entre todas las posibilidades que pueden ser, una "debe ser", atento a los valores y fines que una sociedad determinada se ha dado. En otras palabras, cuando la ley pierde su contenido teleológico, pasa a ser trapeador del gobernante. Ya no es "deber ser", es potestas, no autoritas.

El permiso del Congreso para ausentarse del país tiene por origen el secuestro de la monarquía española por Napoleón y el bien jurídico a tutelar es la garantía de la presencia física del gobernante para poder ejercer el cargo, no para llamar permiso a lo que es ausencia.

No discuto el mandato democrático de los venezolanos, ni el apoyo social del que goza Chávez, pero, como dice Güemez, hay cosas que ni qué. Estar de permiso para ausentarse, es estar ausente; estar enfermo, es no estar en plenitud de capacidades; y ocultar la enfermedad de un Presidente no es democrático, no es serio y no es válido.

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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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