México Vive
La narrativa de la presidenta con A por desalentar a la ciudadanía de acudir a la marcha del 15 de noviembre convocada por la generación "Z" perdió la apuesta.
La gente de carne y hueso hizo suya la convocatoria, al margen de la generación, llenando Reforma y la plancha del Zócalo de la CDMX.
Sus esfuerzos de intimidación y por estigmatizar la manifestación ciudadana, tuvieron un efecto bumerang.
La gente no se resguardó en sus casas, el miedo se convirtió en hartazgo social.
Las consignas y las cartulinas son el mejor ejemplo de ello y tuvieron un efecto común: mostrar su fastidio al gobierno de Claudia Sheinbaum.
La hija del 68, como se ostenta, queda en discurso, su actitud pública delata su falsedad al mostrar su intolerancia ante eventos que no comulgan con su gobierno.
Su narrativa de "yo tengo otros datos" se desdibuja frente a las imágenes expuestas en las redes sociales.
Ergo.
La marcha pacífica de la ciudadanía provoca la impotencia del gobierno morenista ante la magnitud de la misma y opta por el uso de grupos porriles para generar "violencia" y dar lugar al viejo truco: descalificarla.
En esa perspectiva mostró el verdadero perfil de la presidenta con A, su intransigencia.
Las vallas, los granaderos y el desalojo de los manifestantes del Zócalo, dan cuenta de ello.
Pero, también, ese hecho de intolerancia gubernamental abona para que la Indignación Social permee más allá de los asistentes a la marcha de protesta contra la huésped de Palacio Nacional.
La cerrazón oficial quedó en evidencia, ante la mirada de los mexicanos y de la opinión pública internacional.
Los saldos se imponen.
Unas benditas redes sociales que son capaces de liderear el descontento social y
Una generación Z que gana terreno ante la 4t y su partido Morena, en el ánimo de la ciudadanía para levantar la voz: ya basta.
En contraste con una presidenta con A, que insiste en ser tapadera de su jefe, el peje, para mantener la estrategia de los abrazos y no balazos en favor del crimen organizado.
Pero gracias a la torpeza de la presidenta con A México vive al mostrar la marcha de la generación "Z" y demás generaciones su desacuerdo público que impere en el país: un narco-gobierno.
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