POLÍTICA

Empieza el año

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De seguro el guerrillero de pluma y pipa habrá encontrado en las recién estrenadas nóminas a viejos aliados reinsertos, como él, en los tiempos que nacen

En política no hay coincidencias. Menos tratándose del redivivo Sub Marcos.

No sorprende su reinserción, teatralidad, ni timing. Sus reflejos políticos siguen intactos. Sub, re-habemus.

Bienvenido a la pesadilla.

Es, sin embargo, su largo silencio en el interregno panista lo que llama la atención. Le debió haber sido muy doloroso guardar su pluma y liberarnos de sus insufribles comunicados por tantos y largos años. Algún remedio albiazul habrá mitigado su silencioso sufrir. Se mencionan frecuentes reuniones en Los Pinos, un avanzado cáncer y apoyos multimillonarios en la zona zapatista. Todo a su más depurado y personal estilo, tras mascaradas y ajeno a la transparencia democrática que predica en los bueyes de su compadre.

El ocaso del panismo lo saca de su madriguera y regresa por sus fueros y con sus gastados medios en busca de un nuevo arreglo.

El novel Gobernador de Chiapas se apresuró a tenderle la mano. Y probable se quedará tendida, ya que el enmascarado es muy selectivo con eso de sus interlocutores. Pregunten, si no, a Cuauhtémoc, AMLO y Chayito Piedra de los descolones del neozapatista, quien nunca se fue, pero supo callar mientras los conciertos fluyeron. Y en ello no hay nada vergonzoso. En tanto el bienestar llegue a sus seguidores, su cometido se cumple. Lo cuestionable, como siempre, es su impostura. El PAN siguió a píe juntillas la imposición neoliberal de los organismos internacionales que aquél critica y criticó del PRI. Lo que sí supieron hacer los panistas fue pactar su silencio. Y si cobró por comunicado abultada debió haber sido la cuenta.

Corresponde ahora al nuevo gobierno atender su llamado y evitarnos sus puestas en escena y choros sin fin. De seguro el guerrillero de pluma y pipa habrá encontrado en las recién estrenadas nóminas a viejos aliados re-insertos, como él, en los tiempos que nacen.

Tiempos que, sin embargo, varían de enero del 94. El derecho, entonces irrestricto, a la autonomía de los pueblos indígenas se ve atemperado por la preeminencia de los derechos humanos de los propios indígenas de cara a las costumbres atávicas, discriminatorias e injustas de sus costumbres y mandones. Demasiados abusos sociales, religiosos y agrarios, así como desmesuras indigenistas han pasado bajo el puente de los tiempos para demostrar que aún el más noble de los romanticismos trae consigo su propio infierno. Como ayer el ejido o el sindicalismo a rajatabla, la sobreprotección a la autonomía indígena ha demostrado las limitaciones a toda minoría de edad. No hay derecho a derechos sin obligaciones.

Sin que ello sea óbice para que la asignatura de justicia de social para con nuestros pueblos autóctonos siga vigente, y para que el proteccionismo, una vez más, haya demostrado su ineficacia para saldarla.

La deuda con nuestros pueblos indígenas es primigenia y primordial. Su tiempo no es sexenal y su reclamo no admite banderías partidistas. Pero el resurgimiento de Guillen debe acotarse al legítimo reclamo de justicia de nuestros pueblos autóctonos, no puede ser botín de viejas connivencias políticas. Peña Nieto deberá ser muy cauto para separar la cizaña del trigo y a Marcos y sus legítimas demandas y de sus viejos y nuevos compañeros de viaje, que no hay mascara sin engaño.

En lo electoral, la dinámica del 2013 será local y permite advertir desde ahora un choque entre gobernadores priistas y Peña Nieto. Los primeros se han acostumbrado a desmandarse y, cual Calígulas tercermundistas, a imponer personeros que harían sonrojar -por impresentables- a la cuadra equina entera del emperador romano. Muchos de estos gobernadores son producto de imposiciones caligulescas y su incapacidad operativa y electoral quedará reconfirmada en breve.

La primera prueba del PRI, pues, será interna y enfrentará la lógica feudal al interés nacional del Partido. Poco vivirá el que no lo vea.

La agenda de Peña Nieto será rehén de lo electorero, con ella México todo. Son los costos de la democracia. Nadie se salva.

En otro contexto, la enfermedad de Hugo Chávez permanece en secreto de Estado, negando a sus mandantes el más elemental derecho a la información. Su proceder es más cercano al de un dictador, que al de presidente democráticamente electo. Los venezolanos, mandantes, tienen derecho a saber. Nada justifica la secrecía, menos engaño electoral de un candidato desahuciado que oculta su condición.

Se vale ser enfermo terminal, lo que es imperdonable es ocultarlo a los venezolanos.

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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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