PROHIBIDO PROHIBIR

Telarañas

Telarañas

Foto Copyright: lfmopinion.com

Digitalización.

Según los pronósticos de los modernos gurús y demás maestros adivinadores, sin duda emparentados con las brujas de Macbeth, en 10 años (y ello está a la vuelta de la esquina), alrededor del 90% de los empleos productivos y actividades sociales serán digitalizados; esto es, tendrán que ver primordialmente con el proceso de conversión de una magnitud física, un texto o una señal analógica a una representación digital, en un conjunto de puntos o muestras. Se insiste que quien no domine la tecnología informática, aún en forma rudimentaria y no muestre capacidades de comunicación, será un auténtico dinosaurio en el mercado de antigüedades. Hoy el internet ya es un fenómeno universal, una gran telaraña que ahorra tiempo y dinero, que fomenta la inversión y el ahorro. Al mismo tiempo, se ahondan las diferencias entre ricos y pobres, entre informados, aunque a veces deformados e ignorantes siempre desinformados; entre un mundo bautizado como presente-futuro y otro anclado materialmente en la temporalidad del pasado decadente y con enormes limitaciones comparativas.

Se consolida la certeza de que todo lo que aparece en la telaraña de las redes es mayormente considerado real, verídico y por tanto asequible y creíble, incluso tangible. Esta comunicación bifronte, que abre o cierra puertas de comienzos y transiciones es el signo del nuevo siglo. Una comunicación dinámica y que se puede hacer vieja y anquilosada en segundos, en nanosegundos.

En las redes se encuentra de todo, cumpliéndose la famosa ‘totalidad filosófica’.

Se pueden visitar museos, admirar esculturas y pinturas de clásicos y jóvenes artistas, escuchar óperas, sinfonías, conciertos, boleros y rock, jazz, blues, salsa, cumbias y otra música actual para mí ininteligible y que no quiero siquiera nombrar.

Se pueden recobrar sonrisas de niños, mujeres y viejos, escenas de artistas maravillosos, que nunca envejecieron. Y ver joyas de la cinematografía mundial y escenas que marcaron épocas doradas.

También admirar a Messi meter goles de casi imposible factura, que desafían las leyes de la física. Podemos buscar partidos históricos cuando las Chivas del Guadalajara eran un gran equipo, antes de Vergara, y ganaban con pasión y amor a la camiseta. Recordar al gran Pelé, ver manejar a Ayrton Sena, ver el diseño sobresaliente de las italianas Ferraris. Seguir las hazañas de tenistas en París y Wimbledon… cada quien lo suyo y según sus gustos y necesidades, casi cumpliéndose la conocida máxima utópica.


Más aún, como se sabe, en la red se pueden disfrutar cuentos y novelas, teatro, textos científicos, recetas de cocina, aprender idiomas, inscribirse en universidades y colegios, hacer investigaciones, oír discursos políticos, servicios religiosos, escuchar a sabios y a farsantes.

En la telaraña se viaja, se visita la Antártida, las islas Galápagos, mucho se disfrutan los cerezos en flor cércanos al Monte Fuji y las jacarandas de la Ciudad de México, todo desde la comodidad de nuestro propia casa, en computadora, tableta, celular, con aplicaciones de Facebook, Twitter, Instagram, Linkedin, correo electrónico, whats, mensajería instantánea, vídeo chats, Wase, Skype, Google, Yahoo, You Tube y otras muchas.

También recordamos poemas, discutimos, criticamos y sabemos de las últimas noticias y tendencias. Admiramos el cuerpo humano y a las demás especies del reino animal.

En un clic estamos viendo en tiempo real las hazañas de nuestros nietos, sabemos de nuestros amigos y algunos adversarios. Nos reímos con unos y despreciamos a los otros. Somos un retrato, una radiografía en las redes. No se oculta nada.

Aquí nos enteramos de actos heroicos, de sobrevivientes en desgracia y del incendió y destrucción parcial de Notre Dame. El mundo es cada vez más chiquito, más cercano, casi cabe en una nuez.

Sabemos de los muertos, de tragedias, de guerras, crímenes y asesinatos.

Aquí se difunden y se hacen ‘virales’ las llamadas ‘fake news’. Se desprenden campañas negras, se descalifica sin pruebas y con insultos anónimos. Se promueven ‘bots’ y se cometen fraudes, secuestros y otros crímenes. Se padecen twitteros insolentes.

Los bancos sufren ataques cibernéticos y nuestra información en ocasiones, se vende en mercados secundarios. Otras veces se sufre por culpa de ‘hackers’ y hay que ir corriendo a la Condusef. Ahorramos, invertimos, recibimos préstamos, cubrimos deudas y pagamos servicios con comisiones generalmente desproporcionadas.

Los datos supuestamente seguros de nuestro padrón electoral, por ejemplo, los ofrecieron en la red y vendieron varias veces en administraciones pripanistas. Todo quedó en el olvido.

También en ciertos grupos sociales se discuten nimiedades, como cuál de las cantantes de moda lo hace mejor y no falta quien califique a una prefiriendo a la otra consignando que parece cantar con un palo en la garganta. Al instante los lectores ríen, discuten, aparecen los sabios que destacan los beneficios más allá del canto. En síntesis, ¿es mejor así o no?

Otros se organizan para navegar más allá de ese punto, navegar allende la red, limpiar el mar y combatir la degradación ambiental, mientras lo transmiten en tiempo real.

Los jóvenes buscan y consiguen trabajos y empleos usando palabras clave en los currícula enviados por vía electrónica. Se entrevistan a distancia los candidatos, se supervisa y se decide en un clic.

Nuevos multimillonarios son jóvenes que no cumplen aún los treinta años de edad, expertos en redes e informática, desarrolladores de ‘software’, de juegos infantiles, de sistemas de apuestas, de seguridad e investigadores de medicinas, otros nuevos productos y tecnologías para su mejor producción, distribución y venta.

También se encuentran novias atractivas y dispuestas a la aventura, se contratan matrimonios; se ejecutan divorcios y consultas psicológicas, dietas efectivas, asesorías de cualquier materia, horóscopos, amarres, brujerías. Se promueve la pornografía e intercambio de parejas. Se absuelven pecados y se cierran negocios.

Se compran y venden drogas, casas, pizzas, vinos, esmeraldas. You name it! Hay siempre quien compra y quien vende. Por difundir wikileaks con información política relevante y controversial Julián Assange está preso, después de haber sido arrastrado por la policía inglesa de la embajada del Ecuador, donde permaneció refugiado desde 2012.

Las redes en muchas ocasiones distorsionan, juzgan, condenan. Hay tuberos interesantes, críticos y otros deleznables que contaminan los desagües.

Y en México, como de costumbre, siempre estamos atrasados. El país carece de interconexión y de servicios elementales suficientes, incluso de telefonía. Vivimos materialmente de prestado y sin ser capaces de dar el gran salto parejo hacia la modernidad. México es dual, muy rico y muy pobre. Y da vergüenza por tanto decidir qué hacer con tan pocos recursos públicos relativos, grandes limitaciones frente a crecientes y abrumadoras necesidades.

Como hemos visto, no bastan las buenas intenciones. La 4T requiere del compromiso y participación de todos. De una reforma fiscal que grave proporcionalmente a todos los causantes y de estrategias factibles para incorporarnos a la vida moderna de la telaraña y la educación con dignidad, combate a la corrupción y menor concentración del ingreso y la riqueza. Sabemos que, en efecto, la desgracia de la mosca es la felicidad de la araña.

Como dice el canto del poeta: "Renacerá mi pueblo de la ruina y pagarán su culpa los traidores…"


#LFMOpinion
#ProhibidoProhibir
#CiberEspacio
#LaRed
#Modernidad
#Internet
#Digitalización



Arturo Martinez Caceres

Arturo Martinez Caceres

Sigueme en: