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Los golpes

Los golpes

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No por madrugar amanece más temprano.

En la historia de América, la nuestra, los golpes han roto la esperanza de cambio y de mejora social. Sus resultados, después de todo, han sido muertes y sacrificios, subrayados de pobreza y más violencia. Confirmación del status quo, del estado de cosas, del bienestar privilegiado de una élite dominante que guarda sus millonarias ganancias en los centros hegemónicos, donde la incertidumbre es relativamente menor y no hay, en el horizonte ¡golpes de Estado!, y que nunca carece de nada, salvo generalmente de respeto hacia ella misma.

El mapa de nuestra geografía está manchado de sangre de militares o pseudo militares de pacotilla apoyados por la potencia de nuestra permanente vecindad y su necesidad mercantil de controlar el petróleo, el azúcar, las frutas, los minerales y metales, las joyas, las tierras, los mares, los partidos políticos, los tratados comerciales, las fronteras, las facilidades de inversión, hasta las ideas, los nombres, los amores e ilusiones de los demás. En efecto, "América para los americanos" ha sido la doctrina que ha justificado las intervenciones militares de los EUA desde el Río Bravo hasta el Cabo de Hornos. En efecto: "Los EUA no tienen amigos, sólo intereses", afirmó John Foster Dulles, secretario Estado durante la administración Eisenhower.

He aquí un breve recuento de los golpes recientes, por razones de espacio, sólo aquellos a partir de la segunda mitad del siglo pasado.

En 1954 ocurrió el golpe de Estado en Guatemala, en contra del presidente Jacobo Arbenz por promover una reforma agraria que afectaría los intereses de la United Fruit Co.

Desde1962 a la fecha los EUA han impuesto un bloqueo naval, aéreo y embargo comercial, económico y financiero a Cuba.

En 1963 fue depuesto el primer presidente electo democráticamente en la historia de la República Dominicana, el presidente Juan Bosch, por promover políticas en favor de los marginados y por órdenes de "la misión militar estadounidense" en la isla.

En 1964 se organizó desde la embajada de los EUA en Brasil, un golpe contra Joao Goulart, acusado de izquierdista.

En 1966 en Argentina fue derrocado el presidente Arturo Illia, por militares apoyados por la CIA.

En 1971 militares contra militares se enfrentan en Bolivia y sustituyen a Juan José Torres que perdió el apoyo estadounidense.

En 1973 en el Uruguay, la CIA ejecuta otro golpe de Estado con el apoyo de las fuerzas armadas locales.

También en 1973 fue derrocado el gobierno de Salvador Allende en Chile, en un golpe orquestado por la multicitada CIA.

En 1976 nuevamente en Argentina, María Estela Martínez de Perón es derrocada.

En 1979 Carlos Humberto Romero en El Salvador, es depuesto con la reiterada estrategia.

En 1983, tropas de EUA y varias naciones caribeñas invadieron la isla de Granada y depusieron a Hudson Austin y su alianza cubana, después de la muerte de Maurice Bishop.

En 1989 soldados norteamericanos invadieron Panamá en la llamada "Causa Justa" para capturar a Manuel Antonio Noriega, acusado de narco tráfico.

En 1992 Fujimori realizó el llamado autogolpe con aquiescencia estadounidense y encarceló a los miembros de la Suprema Corte, estableciendo de facto una dictadura y deshaciéndose de opositores.

En 2004 el presidente de Haití, Jean Bertrand Aristide fue obligado a exiliarse al África, por presión de militares estadounidenses.

En 2009, fue derrocado el presidente Manuel Zelaya en Honduras, "por la asociación ilícita de representantes de de Washington" con hondureños propietarios de capitales y socios de subsidiarias extranjeras, principalmente de los EUA.

En 2019 fue derrocado Evo Morales, acusado de fraude electoral y frente a intereses del capital extranjero y local por la explotación del gas y el litio boliviano.

En México, la intervención de los EUA ha sido una constante en nuestra historia, siempre con énfasis en la condición protectora y promotora de los intereses yanquis. La relación entre ambas naciones es de desencuentros entre vecinos y notables gestos de colaboración y amistad. De permanente estira y afloja.

Desde la pérdida del 51% del territorio nacional en la guerra de 1846-48, el controversial Tratado McLane-Ocampo, hasta la documentada comprobación de que varios presidentes mexicanos fueron agentes de la CIA, simpatizantes y colaboradores de intereses extranjeros en México a cambio de su permanencia en el poder y apoyo monetario.

La fórmula casi siempre ha sido promover un vecindario estable y en relativa y controlable paz social para garantizar inversiones y demás, en alianza con grupos políticos y económico financieros, poderosos, locales, que son aculturizados en el ejemplar "american dream" y convenientemente recompensados.

Para ello funcionan instituciones educativas y académicas de abolengo, otras de copy and paste establecidas en las ciudades más importantes del país, para reproducir una forma de administración que garantiza teórica y primordialmente el logro de la óptima tasa de ganancia posible y la protección de sus intereses, hasta academias e instituciones de capacitación y adiestramiento militar, intercambio de información, abiertas o encubiertas intervenciones de agentes extranjeros disfrazados o no, en territorio nacional, como es el caso del mal logrado Enrique Camarena, políticas de conveniencia migratoria, comerciales, industriales, diplomáticas.

En México todos los días se recuerda el asesinato de Madero y Pino Suárez y el ascenso del general porfirista Victoriano Huerta.

Hoy, con un presidente distinto, controversial, por decir lo menos, en favor primero de los pobres, alejado de la élite económica y financiera que concentra la mayor parte de la riqueza nacional; se agitan las aguas de la tormenta en medio de la pandemia para recordarnos que "el golpe" no es ajeno a Latinoamérica.

En los últimos días se ha fortalecido una campaña en medios de crítica contumaz a esta administración del famoso Peje, aunque antes ya era común encontrar denostaciones en su contra y a la llamada Cuarta Transformación en los principales periódicos, estaciones de radio, canales de televisión, hasta en las "benditas" redes sociales; ofensas y críticas, habrá que decirlo, algunas injustificadas, otras muy bien ganadas, como por ejemplo, el impacto del Detente contra la epidemia que francamente ha decepcionado y la terquedad en algunas otras políticas y declaraciones polémicas que polarizan y ofenden.

En los últimos días, la rabia, el coraje, la crítica y la burla de los contrarios ha acrecentado sus manifestaciones con enorme intensidad.

En tiempos en que las circunstancias nos debieran obligar a estar unidos para enfrentar la enfermedad y la muerte, el enemigo común o coronavirus provocado o no por un descontrol en algún laboratorio chino, una guerra viral encubierta o la contaminación en mercados de animales vivos.

En efecto, hoy el deporte nacional es golpear al gobierno federal.

Creo que en parte, se lo ha ganado por su sordera arrogante y en la incomprensible marginación a la golpeada clase media, con rumbo a la pobreza.

Pero en realidad, la campaña antiPeje es por otras razones principales que tienen que ver con los intereses de dinero y los negocios.

Son los medios de comunicación que ya no reciben pagos por publicidad oficial y el combate a la manipulación informativa que tanto daño le ha hecho al país.

Son las empresas farmacéuticas que debido a las compras consolidadas han visto mermadas sus pingües ganancias.

Son los incontables negocios privados con recursos públicos, que están en modo pausa, en revisión fiscal, civil y penal.

Es la política establecida de obligatoriedad en el pago de impuestos y a su negativa condonación y facturación falsa.

Es la cancelación del aeropuerto de Texcoco, un filón de negocios infinitos asociados a políticos del pasado y empresas creadas exprofeso.

Es el combate a la corrupción.

Otro golpe de Estado en México, dadas las condiciones prevalentes en las relaciones del gobierno federal y varios gobiernos estatales y municipales, las controversias y críticas ante el manejo de la pandemia y la estrategia de compra y distribución de insumos, especialmente si se desborda la contención y contamos miles de muertos y enfermos; así como las tensas relaciones, por más que se quieran apaciguar o disfrazar, entre los grupos de élite, poderosos empresarios dueños del capital y asociados a la inversión privada cada vez más necesaria y en espera de señales de aprobación de parte del gobierno. Un golpe, en este escenario, no parece imposible.

Si ello ocurriera, en efecto, sería un mayúsculo drama, un grave retroceso, con enormes costos sociales, impagables y trágicos resultados económicos con damnificados en todo el país. Una herida abierta de muy difícil cicratización política.

Es cierto, sin embargo, no por tanto madrugar, amanece más temprano.

Recordemos la canción: "… que el tiempo lleva prisa pa’ borrarme de la lista/ Ay que bonita es esta vida/Aunque a veces duela tanto y a pesar de los pesares/ Siempre hay alguien que nos quiera/Siempre hay alguien que nos cuida…"

Estoy seguro que los mexicanos unidos podríamos luchar porque no nos lleve otra vez la mala suerte, la calaca, la catrina. Porque no prevalezca la insidia, el rumor y la farsa. Se trata de salvar la República.

Son tiempos aciagos y de encerrona que ya nos traen hartos. Expresiones de crítica y calumnia como las de TV Azteca en tiempos de epidemia son inaceptables e irresponsables. Aplíquese la ley.

Espero que el presidente de la República demuestre que tiene la capacidad para ser el líder que la población requiere y el momento crítico exige, al que la mayoría de los mexicanos estamos dispuestos a aplaudir, en cuanto se gane el aplauso y apoyar a como de lugar.




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Arturo Martinez Caceres

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