LETRAS
Coincidencia
Olvidos.
Diálogos de alcoba...
Carlos González Blanco
Colaborador Invitado
Amaneció como cualquier otro día, Sergio se vestía para ir al trabajo y al no encontrar su reloj, concluyó que lo había olvidado ayer.
Ocultó su mueca de enfado y pensó, ojalá no se lo roben, aunque albergó una esperanza de recuperarlo, ya que fiel al consejo de su madre, en el reverso le había puesto una etiqueta que decía, "si me encuentra, por favor llame y tenía el número de casa".
Eso mismo hacía con sus maletas, bicicleta, cartera y palos de golf.
El día transcurrió normal.
Al llegar a casa por la noche encontró su reloj, solitario, al centro de la mesa.
Sudó frío, sintió morirse, entendió que no podía eludir el asunto y tenía que hablar de ello con su esposa Lucy que seguramente lo esperaba despierta.
Respiró profundo, tragó saliva, entró a la habitación como si nada procurando que fuera ella quien disparara primero.
Lucy, le dijo directo, llamaron del Hotel "Extasis", diciendo que ahí estaba tu reloj y fui por él.
Con enojo y desconfianza, lo interrogó ¡ ¿Qué hacía ahí?!
Sergio se ostentó sorprendido, ¿del hoteeel?, ¡Qué raro!, ayer lo perdí en el club y mira donde vino a aparecer, ¡Qué cosas!, quien se lo encontró lo fue a olvidar allá… ¡Que bueno que llamaron!... y con eso pretendió finiquitar la conversación y extirpar la duda.
Ella guardó un prolongado silencio, desafiante, de esos que es preferible no interrumpir.
Al final se dio vuelta dubitativa, molesta, pero prevaleció ese... no sé qué, que parece cordura y pensó, tengo que decirle a Raúl que no podemos volver a ese sitio, por poco y nos encontramos ayer con Sergio.
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