LO DE HOY

Carnicería sobre los genitales femeninas

Carnicería sobre los genitales femeninas

Foto Copyright: Pendiente

No es una ablación, es una carnicería dantesca sobre sobre la feminidad de la mujer y una afrenta a la humanidad.

Ablación, dice poco o nada. Su sonido no transmite el sufrimiento y horror que encierra. Palabra científica que neutralizar la barbarie que esconde cuando se practica sobre los genitales femeninos.

Llámese como se le llame, existe. Más de ¡200 millones de mujeres! han sido objeto de mutilaciones genitales.
¡3 millones de niñas! que van de recién nacidas a los 15 años están en riesgo inminente de ser mutiladas.

Y hasta jóvenes y mujeres adultas y ricas son objeto de —aquí sí ablación se puede usar hasta como con un toque y entonación “chic” — por sectas plutocráticas.

Y hoy es el Día Internacional de Tolerancia Cero contra la Mutilación Genital Femenina. No es una celebración, imposible celebrar. Que tengamos en pleno siglo XXI que designar un día al año para recordarnos que aún hay lugares donde no solo se tolera, sino se exige la mutilación genital femenina es una afrenta a la humanidad toda.

30 son los países donde se practica semejante barbarie. La mayoría en África y Oriente Medio: India, Indonesia, Malasia, Pakistán, Sri Lanka, Oriente Medio, Emiratos Árabes Unidos, Omán, Yemen, Iraq, entre otros. En la mayoría de ellos se practica al interior de ciertas etnias, pero se tolera o invisiviliza.

La mutilación genital femenina es una barbarie que viola los derechos de la mujer a la salud sexual y reproductiva, a la integridad física, a no sufrir, a no ser discriminada, sí como a no ser objeto de tratos crueles y denigrantes.

Y usted dirá, pobres mujeres en esos países barbaros, pero aquí se venden niñas por mezcal y, según Amneris Chaparro, doctora en teoría política que ha estudiado el tema, la ablación se practica en México en intervenciones quirúrgicas en personas intersexuales y procedimientos obstréticos innecesarios.

Y si bien se recuerda, la secta NXIUM, de Keith Raniere, que cautivo a las altas esferas de las cúpulas mexicanas, practicaba la esclavitud sexual y la marca con hierro candente en partes cercanas al pubis femenino sin anestesia.

No, la mutilación genital no es un problema de regiones, es un problema de barbaridad humana presente en todos nosotros, lista a salir a flote cuando las condiciones que la refrenan mengüen o desaparezcan.

Y para que así no suceda, repasemos juntos el cartel de horror de este fenómeno:

• Corte parcial o total del clítoris, y/o piel que rodea el glande del clítoris
• Corte parcial o total del clítoris y labios menores (pliegues internos de la vulva)
• Corte parcial o total del clítoris y labios mayores (pliegues cutáneos de la vulva)
• Infibulación: estrechamiento de la abertura vaginal. Se sella cortando y recolacando los labios menores o mayores, a veces ¡cociéndolos!

Y así llegamos a intervenciones que son propiamente carnicerías:

• Cortes innecesarios y no quirúrgicos
• Punciones
• Perforación
• Incisión
• Raspado
• Cauterización

Los dolores, hemorragias, inflamaciones, fiebre, infección (tétano), problemas urinarios, estados de choque y muerte acompañan en todo momento estas practicas mutilatorias inhumanas.

Pero, además, condenan a la mujer de por vida. La marcan, la incapacitan, le niegan una vida plena, a veces descendencia, casi siempre enfermedades perennes.

Hoy muchas mujeres serán mutiladas en su feminidad, dignidad y derecho a la vida plena. Mañana también, y pasado y por siempre hasta que extirpemos esta mácula de nuestras vidas.

No es un tema de usos y costumbres, tampoco de creencias. Lo es de derechos humanos.

Y tú, qué vas a hacer.

¡Feliz domingo!

Interesados en el tema, acudir a: radikaleslibres@gmail.com


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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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