Los Bad Hombres de Andrés Manuel
¡Cuidado! Andrés Manuel ha escogido a los empresarios, como Trump a los mexicanos, para explotar el rencor, dolor y frustración del electorado.
No desprecio las condiciones desastrosas del común de los mexicanos y, por ende, su enojo, miedo y desengaño.
Tampoco los niveles insostenibles de desigualdad del modelo de desarrollo impuesto a México por el gran capital global, a través de los organismos financieros internacionales a su servicio.
Y menos la corrupción enseñoreada y grosera que luce sin pudor su mundo de excesos en las revistas de sociales de un País en ruinas.
Pero por igual observo un maniqueísmo interesado y manipulador, un cortoplacismo que nos puede llevar a una profunda irreconcialiación, la posibilidad de terminar con un país incendiado y el riesgo de linchamientos electorales.
Del otro lado, aprecio similares cerrazones y cegueras. Exigencia de fueros económicos y sometimiento a su poder de facto.
Andrés Manuel escogió bien a su enemigo, tanto por fama como por tozudez y soberbia. Con paciencia cosecha el cultivo del crisol de desencuentros que guerrean en nuestra sangre. Si gana y los capitales huyen, podrá acusarlos de la debacle y apurar medidas de emergencia en asambleas de mano alzada. Si pierde, como es su costumbre -y, parece, deseo y tarea- tendrá a la mafia del poder consolidada en el imaginario nacional para desestabilizar cualquier intento de reconciliación y avance.
La irresponsabilidad es inaudita y peligrosa, porque son nuestros hijos a quienes encamina al desencuentro y al abismo.
Finalmente, si hubiese gobierno y, además, con autoridad, podría llamar a serenar los ánimos. Pero eso lo perdimos hace mucho.
Solos ante la locura de uno y el miedo y ceguera versallescos y soberbia de otros.
Solo faltan las guillotinas.
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