PARRESHÍA

Hijo o Presidente

Hijo o Presidente

Foto Copyright: lfmopinion.com

La fotografía

Hubo algo en la fotografía de José Antonio Meade besando a su padre en un acto priísta el pasado 6 de mayo que llamó mi atención. No era el lugar más apropiado para expresar su amor filial, no era oportunidad idónea, el público todo salía sobrando.

Reconozco, donde lo hay, amor entre padre e hijo. Lo respeto.

Pero no es la relación con este padre, el carnal, la que desvela a los mexicanos.

No es esta figura paterna la que atormenta los días y noches de su candidatura.

De Meade no queremos saber si es un buen hijo, sino si es capaz de encabezar una Nación en crisis.

De Andrés Manuel, por algo será, nadie sabe nada de su padre, de su madre se sabe poco, renunció a sus hermanos y sus hijos se confunden entre militantes, dirigentes y reparto en propaganda.

De Anaya se sabe la fortuna de su familia política, tras la cual busca ocultar el problema de los moches y sus derivaciones.

Margarita y Jaime no valen un renglón.

El PRI y México quieren saber si Meade, además de ser buen hijo, estudiante, burócrata, esposo y padre, puede ser Presidente.

Ser Presidente, no interpretar el papel de Presidente; bien saben a lo que me refiero.

¿Será difícil que lo entiendan en la media docena de cuartos de guerra que lo tienen en la esquizofrenia?

#LFMOpinión
#Meade
#Peña
#Presidencia

Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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