El poder y la continuidad

Tiempos interesantes, definitorios, nos tocan atestiguar tanto en los EUA como en México. En ambos países habrá elecciones presidenciales el año próximo. Serán respectivamente en noviembre y en junio.

La lucha por el poder ya comenzó e influirá crecientemente en la vida diaria de los dos vecinos, en su futuro y perspectivas de acuerdo con asimetrías, relaciones y niveles de desarrollo.

Más aún, con el poder del ciudadano elector, aunque a veces aletargado, adormilado, distraído, manipulado, podríamos ser actores de cambios de forma y fondo o sólo de maquillaje y artificios superficiales.

Los ciudadanos al votar seremos influyentes determinantes para elegir e inclinar el platillo de la balanza de un lado o del otro. Hacia un partido o el otro. Por un candidato demócrata, republicano o liberal en los EUA o por alguna de las corcholatas morenistas seleccionadas, por algún personaje incógnito pripanperredista de ocasión o incluso por algún candidato anaranjado del Movimiento Ciudadano, ensimismado en su proyecto solitario.

Biden de 80 años de edad será sin duda el abanderado del partido Demócrata. Mientras que Trump de 77, será su contrincante si acaso libra las acusaciones criminales en su contra, podría ser un fortalecido representante del partido Republicano. Una confrontación típica de ‘deja vu’. La historia en un momento como tragedia y en otro como comedia. En ese partido también juegan los gobernadores actuales de Texas y el de La Florida, más alguno que otro despistado.

En nuestro país, después de adelantar el proceso sucesorio, los morenistas han tenido que dar cabriolas y maromas para no infringir la ley electoral.

De hecho, la Suprema Corte en controvertible decisión, canceló la legitimidad del llamado Plan B, que aprobado al vapor por el Congreso, fue cuestionado en forma por la citada Corte.

En ambos casos están en juego el poder y la continuidad de formas específicas de gobierno, gobernanza y sus resultados.

El poder es la autoridad, facultad o capacidad para hacer determinada cosa. Comprende atributos personales y de jerarquía legal, política y administrativa.

La continuidad se refiere a la insistencia, a la circunstancia de suceder o hacer algo sin interrupciones, es el seguimiento de algo ya comenzado.

En los EUA hay un notorio desencanto por los resultados obtenidos en la administración Biden que se contó en la pérdida de representantes en el Congreso, además de la incapacidad de contención en las distintas olas de migración, discriminación contra blancos, negros, amarillos y morenos, según sea el caso, balaceras masivas contra inocentes, creciente fuerza de grupos armamentistas, protestas contra libertades como la práctica del aborto, la eutanasia, las elecciones de género y sexual, la pérdida de influencia estadounidense en el contexto mundial, el creciente costo de la vida, en especial del costo de rentas y vivienda disponibles. El crecimiento de drogadicción y muertes por fentanilo y demás. Pobreza y ‘homeless’ cada vez más numerosos y visibles. Además, las cada vez más complicadas y distantes relaciones con China, con Rusia y la guerra de Ucrania, con los países del BRICS, Latinoamérica y su influencia, en especial con México, Brasil, Argentina, Colombia, Chile, Bolivia y desde luego con Cuba y Venezuela y sus nuevas relaciones con sus aliados tradicionales.

En México, a pesar de encuestas que fluctúan entre 60 y 65% de aprobación pública a la actual administración morenista, la crítica y denostación en los medios de comunicación han sido continuos, persistentes e implacables en la manipulación informativa que tanto daño ha hecho al país.

Los insultos y mentadas han sido como gotas de agua en una tormenta en el Pacifico en tiempos de huracanes, ciclones y tifones. Poco les parece a pocos.

La guerra sucesoria se incrementa a diario. Es de vida o muerte. Por ejemplo: circulan videos en Tik Tok que muestran a un presidente borracho o drogado y que se presumen falsos.

En ambos procesos electorales de referencia se trata de ridiculizar, insultar, denigrar sin límite al grupo en el poder y sus representantes para acceder e influir en la simpatía pública a favor de los opositores.

Sin embargo, hay que decirlo: el épico famoso pejePresidente ha contribuido con creces a este estado generalizado de malestar disfuncional. Por ejemplo, al sustituir al hermano Adán en Gobernación por la modelo de “very good looks” pero pésima actuación en Trabajo. Casi sin necesidad y sin conocerse las verdaderas razones de su elección, alborotó el gallinero, ya de por si sensible a su repetitiva comunicación mañanera y al cacaraqueo irrelevante.

A tal grado que algunos analistas ya lo calificaron de ser un tirano locuaz, hágame usted el favor, olvidando los múltiples éxitos de este gobierno como, por ejemplo: las políticas de bienestar social, la política fiscal donde quienes nunca pagaron impuestos ya lo hacen, el rescate de Pemex y la CFE, el gobierno morenista en 22 o 23 estados con más altas que bajas. La lucha contra la corrupción y la diferencia enorme frente a administraciones pasadas de amplia actuación rateril y en pro de grupos históricamente privilegiados. La relación con los EUA y otros países que privilegia un trato respetuoso aparentemente en defensa de la soberanía y sin las obvias genuflexiones videgarianas y peñistas. Sin los negocios de Calderón y García Luna, sin Zerón y demás ratas de albañal. Sin el ‘y yo porqué’ foxista, el Fobaproa, el crecimiento de deuda y las enormes devaluaciones del peso eufemísticamente depreciaciones o ajustes cambiarios.

Llamar al famoso pejePresidente como tirano y loco solo muestra que la locura ya llegó a los opositores declarados o no, como una forma última de impotencia.

Por supuesto falta y faltará mucho quehacer para mejorar este país nuestro, subdesarrollado, dependiente, del tercer mundo o en proceso de desarrollo.

La salud aún no es de calidad danesa, no hay disponibles la totalidad de las medicinas necesarias, la violencia no cesa y la inseguridad se combate gota a gota. Contra la mentada política anticorrupción apareció Segalmex y en la quemazón de Ciudad Juárez el director de migración sigue en su puesto tan campante.

Falta lograr a nivel nacional una educación pública de calidad, sin convertirla en programas chocantes y ‘centros de adoctrinamiento y venganzas …’ como dice con razón la creadora Ali Carrera; centros carentes de ‘libertad, inteligencia, y ciudadanía’, sin profundidad en matemáticas, civismo, música, danza, teatro y pintura.

A pesar de todo este gobierno de transformación ha avanzado, con más aciertos que errores, aunque muchos hubiéramos querido más logros tangibles y menos repetitiva verborrea mañanera.

Sería preciso asegurar que el ejercicio del poder que garantice la continuidad sin sobresaltos como lo relacionado con la Suprema Corte que falló en su contra en gran parte por la estulticia de los procedimientos legislativos y la ineficacia y novatez de sus dirigentes congresistas, que ciertamente merecen un ‘ciento de latigazos con buen sol y a medio día’.

Sabemos que todo lo que brilla no es oro, el país está repleto de mafias desde los taxistas hasta los narcos, muchos diputados, diputadas y demás congresistas, los partidos políticos y sus dirigentes, muchos empresarios cínicos, muchos funcionarios públicos ineficientes, pero hay todavía la certeza general de que con trabajo, educación, cultura y respeto habrá progreso y bienestar para todos.

Estoy seguro de que es más lo que nos une como nación que lo que nos separa como opositores de ocasión electoral.

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