PROHIBIDO PROHIBIR

Trump presidente

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A todas luces el futuro para nuestro país será mucho más complicado de regresar Trump y sus trompadas a la Casa Blanca.

El fenómeno Trump solo se explica con certeza en una sociedad con la sobreabundancia de consumo de los EUA. Todo se maneja como una marca patentada para generar altas ganancias a los menores costos posibles.

Mientras mayor gritería se produzca alrededor de cualquier mercancía, será siempre mejor para el mercado. Toda oferta genera su propia demanda.

Toda oferta se hace mayormente atractiva con adiciones sensuales, sexuales, familiares, judiciales, criminales, de escándalo y vergüenza, relativos a los famosos conocidos y populares. Gotitas de difusión de variables, ciertas o no.

En general, se aprovecha cualquier fenómeno o conducta social, del medio ambiente o extraterrestre, para llevar agua al molino y con campañas en medios ‘ponerlo de moda’, (trending copy), en la boca del consumidor para ‘intentar saciar su insaciable apetito’. Para vender y ganar más en el intercambio. En la competencia de griterías.

Se crea la necesidad de estar al día, a la moda, de participar y ser parte de ese ‘todo’ (main stream) a costa de ser recluido en el olvido, aunque la fama pueda durar sólo 5 minutos una vez que la tele, la X y demás redes sociales lo descubren. Todo es predecible, efímero. Úsese y tírese.

Más que un político tradicional, Trump es Mar-a-Lago, campos de golf, hoteles de 5 estrellas, un jet privado pintado de negro, varios matrimonios y otras tantas relaciones efímeras, un estilo de vida que apela a lo más recalcitrantemente contradictorio de la historia estadounidense: ¡no a la migración! Y a la defensa de los valores de ese país: libertad para todos menos para los recién llegados. Exclusión salvo trabajo necesario con recompensas tangibles en el horizonte para los nuevos integrados. ¡You’re fired!

Primero los ‘Whiteanglosaxonprotestants’ (WASP) en los mejores empleos. Después los otros: negros afroamericanos, latinoamericanos caribeños, mexicanos, centro y sudamericanos; asiáticos: filipinos, chinos, vietnamitas, sólo como reserva laboral y generalmente especializados en actividades de menor pago relativo y de mayor esfuerzo físico y riesgo sanitario.

Salvo los garbanzos de a libra que han podido saltar las barreras hacia el sueño americano: casa, coche último modelo, mejor educación que en nuestros países de origen, donde un certificado de especialista desde plomería, manicura, enfermería, hasta sofisticados analistas financieros o espaciales. significan verdaderos nichos de oportunidades. Negocios de importación y exportación. Solo ellos son bienvenidos al club de golf elite.

Así se generó el fenómeno Trump, el trumpismo, con declaraciones estridentes que apelan a lo más recalcitrante desde la derrota nunca aceptada en Vietnam. Se trata de regresar al espíritu innovador republicano para hacer ‘America great again’ y vender una mercancía francamente deteriorada o con defectos obvios de diseño y fabricación.

Muros, declaraciones estridentes, amenazas de establecimiento de aranceles, apoyo a barreras con boyas y alambres de púas en el río Bravo, respuestas escandalosas a acusaciones criminales. Uniforme de corbata roja y traje azul. Copete amarillo añadido de pelo pintado. Pagos a actrices porno para cubrir relaciones indiscretas y criminales de acuerdo con la legislación puritana estadounidense.

De esta manera Trump es un fenómeno político que muestra la decadencia de las opciones democráticas estadounidenses y la necesidad de reformarse con urgencia para enfrentar con mayor éxito la realidad de un incremento de la pobreza en el país más rico o de los más ricos del mundo.

Las próximas elecciones presidenciales, en 2024 serían, antes del debate y el rozón en la oreja, especialmente reñidas entre los dos partidos tradicionales: demócrata y republicano, definidos por Camus como ‘dos botellas vacías con diferente etiqueta’. Ahora ya no, con cualquier contrincante demócrata, Trump ganará de calle.

En todas partes se cuecen habas.

El futuro del controversial presidente número 45 de los EUA se definirá pronto, a los 78 años de edad quien expulsado de Facebook y Twitter, inició su propia plataforma social: ‘Truth Social’, desde donde ha tratado de intimidar a sus juzgadores, especialmente a la jueza Tanya Chutkan, nombrada por la administración Obama y responsable parcial del caso.

A todas luces el futuro para nuestro país será mucho más complicado de regresar Trump y sus trompadas a la Casa Blanca.

Por lo pronto, repiten hasta la saciedad que la mayor culpa de la decadencia estadounidense se debe a la migración descontrolada y como los nazis decían: ‘son los judíos los culpables’, ahora los trumpistas y anexos republicanos pregonan por todas partes: que, aunque en las elecciones de 2022 no hubo la ola roja esperada, ningún tsunami escarlata, los culpables en grandísimo primer lugar somos los mexicanos y otras minorías.

¿Seguiremos siendo nosotros el pretexto causante de la diarrea vomitiva trumpiana o se les atravesará la saliva en la garganta hasta ahogarlos en su propio jugo?

El panorama es aún más complicado e impredecible, porque se critica que del lado de los demócratas al presidente Biden, por su edad y circunstancias, parecen faltarle una buena dosis de vitaminas para responder con oportunidad y éxito a las trompadas, muchas trucadas y de efecto retardado.

En fin, falta poco para saber de qué cuero salen más correas. La gerontocracia manda y habrá que ser pacientes y confiar en que sabe más el diablo por viejo que por diablo. El muy probable ganador eligió por compañero de fórmula a Vance, un joven antiabortista y antimigrante recalcitrante.

El presidente, terco y anquilosado, con dos muertes seguidas, una en el debate y otra en el tiro fallado, elegirá a Kamala su misma compañera como vicepresidenta .

Paradójicamente, el panorama a partir de ahora es más complicado para nosotros, los demás, que antes del tiro de gracia.


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Arturo Martinez Caceres

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