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Un caballero en Moscú

Un caballero en Moscú

Foto Copyright: lfmopinion.com

El placer de la lectura que enriquece

He conocido Delgados que son obesos; Obesos que son flacos; Prietos que son blancos y Blancos que son morenos. También a otros que al revés, el nombre les queda al centavo: Caballeros que lo son, Sarmientos que asimismo lo son y Espigas, Rosas, Pachecos…

Y a este autor le queda al dedillo su nombre de pila: es Amor. Un escritor de origen indio, nacido en Nueva York al que leí gracias al entusiasmo y regalo de la mayor de mis hijas consentidas. Desde la primera línea, esta novela de casi 500 cuartillas me cautivó.

La trama es sencilla, como casi todas las óperas, llena de drama, risas y contrastes afortunados. Encontré el placer de la lectura que enriquece. Enseña y enseña con el ejemplo cómo ser mejor en situaciones críticas, cómo jamás olvidar la calidad de los bien nacidos y actuar en consecuencia; de eso se trata la vida. Es el deber ser, el comportamiento ético frente a la estulticia y la estupidez política y los privilegios.

Una utopía en la utopía que se transforma en la mejor forma de vivir, sin traicionar nunca los valores, a pesar de todo.

En este retrato conmovedor hasta los muy malos tienen corazón y sangre como sucede en la realidad y actúan en consecuencia reconociendo al mejor. No todos tenemos siempre la razón. Cada quién sabe cómo untar la mantequilla, incluso sin pan.


Aún en los tiempos más complejos y polarizados, aún con enormes limitaciones, prevalecen sobre el despreció y la estulticia la verdad y el compromiso personal con la tozudez de no claudicar a los principios, proyectos y valores.

En un Caballero en Moscú, ed Viking, Penguin Random, House, 2016; Amor Towles hace gala de erudición sin pedantería, dibuja a sus personajes de carne y hueso que en cierto momento de la trama se van de la voluntad del autor y son entonces libres y consecuentes. Asumen su responsabilidad en la novela, unos renuncian, otros ayudan, otros lloran, beben, ríen, hacen música, otros aman. Todos son responsables de su propio camino, ya no puede ser de otra manera. Y el final es un magnífico homenaje al Amor.

Estimado lector, le sugiero leerlo, no se arrepentirá. Además será una coraza divertida que lo protegerá del bombardeo demagógico que nos espera en el debate del domingo.

Por mi parte, releeré parte de Volupté, para adelantar la penitencia. Es un tabique de la biblioteca de mi casa paterna y que yo ansiaba de joven conocer tanto como subir al Iztaccihuatl. Este texto que mi padre sugirió leer en su idioma original, dada mi inexperta tozudez, hizo que aprendiera que a veces la envoltura no corresponde al contenido y en el mercado se venden mentiras con frecuencia.

Y si ya se encarrera con esta atenta sugerencia, está disponible también en Kindel la primera novela del mismo autor que tiene también título y contenido afortunados: "Reglas de Civilidad", muy apropiado para la discusión y los debates constructivos y que haría muy bien leer a ciertos elotes cocidos de las casas blancas, aunque no, ellos no leen.

Otra alternativa de fin de semana será la final del fútbol mexicano, la llamada liguilla, donde Toluca y Santos se enfrentan y uno será campeón. Yo voy con los de la Comarca Lagunera porque han jugado con garra, eliminaron al odiado equipo y están lejos de Atlacomulco.

#LFMOpinión
#AmorTowles
#UnCaballeroEnMoscú
#TolucaSantos

Arturo Martinez Caceres

Arturo Martinez Caceres

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