LETRAS
Un poco de Amor
Cuando el Amor me oyó hablar así, sonrió y por unos instantes eternos me dejó ver la eternidad de tus ojos reflejando mi deseo.
Para C
Discutíamos en la mesa… los tres… junto a nosotros ella oía y cada vez se interesó más y más ¿Antes de viajar en la combi? No lo recuerdo ya.
Elegí una mesa pegada a la ventana. Los pájaros bailaban en el dintel atrás del vidrio y los árboles se movían al mismo ritmo que la brisa vespertina. Ella se sentó frente a mí, de espaldas a los pájaros y al sol poniente. Discutimos amablemente en la mesa qué ordenar y confrontamos opiniones entre un pozole rojo y otro blanco. Recordamos otro tiempo, cuando viajamos en una combi VW y nos besamos en cada alto como rutina de fortuna. Ella, sentada en la mesa vecina que se ocupó enseguida por una sola mujer, de buen ver, discreta y atenta a nuestra conversación y al baile de las aves. Era el Amor… se interesó cada vez más en nuestra conversación y en los rituales.
Vi que se inclinó para no perder palabra cuando te reíste al recordar que bautizaste a la combi como la ‘gran tragona’ conforme aumentó el costo de aceite, gasolina, llantas y otras refacciones mientras devoramos la supercarretera llena de hoyos y asaltos. ¿La vida?
Fácilmente la reconocí porque frente a mi ví sus luminosos ojos y en ellos la eternidad, ¿Que qué es la eternidad? ¿O cómo la reconocí? Se refleja en tus ojos, es la mirada cuando te deseo y tú lo sabes, lo hemos sentido los dos y entonces aceptas, sin palabra alguna. Así hemos estado juntos muchos años, a pesar de mi mal genio y mis defectos. La verdad es que tengo esa gran cualidad, nunca lo he ocultado. Está en todos lados cuando me irrita tanta ignorancia y prepotencia. Por un lado, los que creen saberlo todo y por la otra los conscientes de la estupidez, que asumen poder esconderla sin esfuerzo alguno.
Soy un convencido del valor de la palabra. Siempre te lo he dicho, Amor, cuánto te deseo.
Cuando el Amor me oyó hablar así, sonrió y por unos instantes eternos me dejó ver la eternidad de tus ojos reflejando mi deseo. Sentí la metamorfosis en mi piel, soy un mejor hombre cuando te quiero.
Saboreando la primera copa del Chateau du Pape Clement que nos ha acompañado en los buenos tiempo, la tierra empezó a crujir, se movió la mesa, perdiste el equilibrio y casi caes, pero te abracé con un movimiento de Karate envolvente y abrazador que vi practicar a mi nieto consentido.
El ruido era insoportable aún para los que crecimos oyendo a ruidosas bandas juveniles como Los Monkeys. De todo hubo en nuestra villa.
Antes de cerrar los ojos por incesante humo apestoso te besé y de reojo vi como unos encapuchados con máscaras de oxígeno se robaron al Amor, a nuestra atenta y dulce vecina. Oí que antes de desmayarte dijiste -¡Ayúdala!
Intenté levantarme y caí de bruces sin ver nada. Desperté acostado en la cama del hospital y tú a mi lado. Me sentía dolorido y con una gruesa venda en la cintura. Era me dijiste, una quemada de una pared de triplay que cayó sobre la mesa del Amor cuando trataste de evitar que se la llevaran los malosos narcos terroristas o ladrones, aunque gritaron que ellos también necesitan Amor. ¿Que quién quiere a la maldad? ¿Que quién quiere ir al infierno? Una casa ardiendo.
Las plagas sin límite persiguen al desamor y acaban por roer el corazón. Un simple infarto. Los separados, los enojados, los que hicieron daño, escuchen por favor. Nadie me podría hacer feliz como tú. La seducción es la palabra el primer día y después el Amor es de constancia y confianza. De besos y tocamientos. Somos cuerpo y espíritu. Déjate querer que te admiro.
Ya no estás aquí. Falleció rápidamente por las quemaduras salvando al Amor. Los dioses se reunieron en el Olimpo y Hera le concedió a ella un deseo. Sólo quiero seguirlo adonde sea y entonces Hermes les pidió acompañar las primeras miradas de seducción. Cuando los amantes descubren la eternidad. Y se escuchan rayos y centellas y a ellos nada les importa más que la imaginación del Amor. Hasta Orfeo dejó la lira para descubrir a Eurídice y enamorado buscarla en el inframundo. Pero Plutón le ordena no verla hasta salir de las tinieblas. El Amor celoso no deja cumplir la promisión y Orfeo la pierde para siempre. Así el Amor es a veces inalcanzable y requiere planeaciones y sufrimientos. A veces no es suficiente ni la palabra, ni la imaginación, ni los rezos. Se trata de hablar a la farmacia y pedir un kilo de vitaminas para espantar el miedo.
Entre sueños y pesadillas regresé por ti. Ahí te vi en los ojos la eternidad.
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