PARRESHÍA

Hoy

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Pagamos con muerte la ausencia de ciudadanía y cojones.

Se les desmadra el país, se ostentan inútiles en su soberbia, ordenan obedecer y callar, se les abisma la economía, hacen de la diplomacia y la política befa y escarnio, la inseguridad brilla tanto como el Estado fallido y sometido al crimen organizado, la polarización carcome el ser nacional, no sin inundar las recamaras del poder en pudrición; el otrora mesías cabecea contra las cuerdas lastrado por hijos, vicaria y hermanos; sólo la nada queda por repartir; entre el agua y el lodo chapotea un México que quiso ser y no pudo, el segundo piso se diseñó para ocultar al primero, pero la mierda explotó como pipa de gas en Iztapalapa o atarjea en el Viaducto; los que lograron acomodo consideran su cargo y emolumentos como propios y a nadie se los deben ya; los que no, reclaman sin esperanza; los animalitos que aprendieron a comer de la mano del amo pronto morirán de hambre, los becarios aprenderán a ser deficitarios; los ayer fieles, cual viejos generales postrevolucionarios, podridos en corrupción defienden sus millones, fincas, constructoras, barredoras, intereses y socios por encima de ideologías, lealtades, congruencias y hermandades: ¡y qué viva Noroña, chingaos! Hicieron de lo zafio orgullo, de la ignorancia blasón, de la superchería jactancia, del indigenismo ridículo, de la ignominia vanagloria, de la austeridad reguilete, de la incongruencia religión. Claudia paga su pusilánime voracidad; aquél en la chingada su desmesura, todos el viaje sicodélico. Nosotros pagamos con muerte la ausencia de ciudadanía y cojones, Córdoba sigue viviendo de vender al INE como democracia, sin entender qué significa demos, creyéndo, además, serlo; el mundo implociona, Trump invade Estados Unidos con su propio ejército, todos, después de perder la razón y enterrar el pensamiento, diletamos.

Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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