PARRESHÍA

De desmemoriados, incongruentes y fanáticos

De desmemoriados, incongruentes y fanáticos

Foto Copyright: lfmopinion.com

Estrábico Poirot decidió conquistar el Pullitzer haciendo una sesuda investigación periodística. Su objetivo: probar que se puede matar a un hermano. Su móvil: el derecho a la información. Así inspirado en el Ave Azul panista, tomó el martillo que el PAN recomienda a sus representantes de casilla llevar consigo para cumplir con su función (?) y quebrole la maceta al primer cristiano que cruzó su camino. Consumada su investigación escribió un prolijo artículo y hoy, desde la prisión, clama por el derecho a la información y denuncia una persecución a la prensa libre. Nadie le dijo, para su desgracia, que el ejercicio de una profesión no es excluyente de responsabilidad penal.

De esto sabe Jesús Cantú, consejero electoral. Allá por 1985, siendo el director de El Porvenir, realizó periodismo de investigación; primero presentó ante la autoridad electoral de Nuevo León 349 credenciales de elector, sin poder afirmar de dónde y cómo las había agenciado, para, según él, acreditar el fraude electoral; y luego, sustrayendo algunas, votó con ellas para corroborar, cometiéndolo, el fraude que anunciaba.

Cuán flaca es la memoria y grande el cinismo. Hoy don Jesús alerta a los funcionarios electorales de lo que él bien sabe: "conforme se acerque la jornada electoral, crecerá el intento para que algunos actores políticos o medios de comunicación (quizá debiera utilizar la "y" conjuntiva en vez de la "o" disyuntiva, como lo fue en 1985) pretenden demostrar que somos vulnerables, que no es totalmente confiable la elección. Hemos visto reportajes con casos que ya sabemos, como el hecho de que con dos actas de nacimiento se pueden sacar dos credenciales de elector (y hasta 349, de proponérselo).

"Tampoco hay que descartar que algún medio (o su propio director) pretenda demostrar que se pueda votar dos veces en la misma jornada" (Reforma 24-V-2000), alertó el desmemoriado funcionario. Por fortuna para los mexicanos existen hemerotecas.

Lo hemos afirmado hasta el cansancio: la conducta antijurídica es elemento esencial de la norma, tan es ésta susceptible de ser violada que la misma prevé la sanción correspondiente. Y si bien, la congruencia personal no es una norma jurídica, la sociedad sanciona al incongruente con la pérdida de la autoridad moral que, por principio, se presume de todos hasta que exista prueba en contrario y en la especie la hay desde 1985 (no tiene caso traer a colación eventos más cercanos en el tiempo).

Y si nuestro consejero Cantú peca de olvidadizo, o quiere creer que los desmemoriados somos los ciudadanos, su compañero de desfiguros, Jaime Cárdenas peca de aberrante. Para este último, si en el ejercicio de una investigación periodística, solapado en el derecho a la información y con miras a documentar que la ley puede ser violada, alguien delinque, el IFE no puede "por una inercia legal" perseguir el ilícito (Reforma 1-VI-2000). Curiosa forma de calificar el principio de legalidad al que obliga la Constitución a toda autoridad, pero con especial énfasis el IFE.

Más ya nada sorprende de quien dice que el ejercicio de su función puede elucubrar lo que le venga en gana, olvidando que la Constitución constriñe la organización electoral y, por ende, a la autoridad responsable de la misma al principio de objetividad. Nada más alejado de la objetividad que las especulaciones que pueblan la cosmovisión de Ulpiano de la democracia ciudadanizada y autónoma mexicana.

A pesar de todo ello (y ellos) México ha logrado avanzar y avanza todos los días en la consolidación de su democracia: cuenta con instituciones (en la acepción Haurios, no la de ciudadanización), normas, procedimientos, instrumentos y sobre todo ciudadanía que nos permiten augurar un buen puerto. Esta, la democracia, es como el derecho: o es derecho o no es derecho. Lo mismo acontece con la democracia: o es la que el pueblo decide o no es democracia, así no cuadre con las inclinaciones y afanes partidistas de quien la califica o pretende el monopolio de la misma.

Ya se escucha el disco rayado con la vieja cantaleta del fraude anunciado, del complot gubernamental, de la elección de Estado. El viejo lugar común de que sólo puede haber democracia si pierde el PRI, jamás si gana. La proverbial doble moral de que lo que haga un gobierno panista o perredista siempre estará bien y será democrático, ya que sólo el PRI y los gobiernos emanados de él pueden (y deben ser por esencia) estar mal y ser antidemocráticos.

Lo lastimoso es que a esa parcial e interesada actitud se sumen hoy día la intolerancia y el encono que Mr. Fox y sus socios han venido sembrando irresponsablemente en el país. Vaya desde aquí mi solidaridad a quienes por pensar diferente a Fox y explicitar lo obvio de su incongruencia y violenta actitud sufren en carne propia el odio de su fundamentalismo, mercantilismo, fanatismo y oscurantismo políticos.


#LFMOpinión
#Política

Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

Sigueme en: