LETRAS

El árbol

El árbol

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Los mil y un tés.

Mi vecino Ratma, de Bangalore, es experto en informática y trabaja en esta pandemia desde su casa para una empresa internacional que hace auditorias y ofrece fondos de inversión.

Hemos conversado de los agentes financieros, de los mercados y oportunidades de inversión con altos rendimientos a mediano plazo. Quiere convencerme de cambiar mi dinero adonde él trabaja, o, como dice, ‘a su empresa’, aunque no sea en realidad suya sino de un grupo anónimo multinacional.

Sin embargo, no es posible acceder a su solicitud por varias razones que despuéś comentaré in extenso, o en otros capítulos. Mientras tanto, permítaseme referirme al hecho de que Ratma está convencido de que yo lo visito porque cada vez estoy más interesado en el negocio y estoy próximo a firmar el contrato que siempre tiene a la mano.

La verdad es que lo visito por el árbol y sus hojas de magnífico té. No se crea que es un árbol inmenso como el Árbol del Tule en Oaxaca, que es admirable por su forma y por su sombra. O el Árbol de la Noche Triste, que tiene historia, donde dicen que Cortés lloró después de una batalla donde perdió, soldados heridos con flechas y otros ahogados por el peso de las armaduras en un enfrentamiento por la conquista de Tenochtitlan. Pensó, tal vez, que no se es superior por el color de la piel.

¿Y qué pasó? pregunta Ratma.

Cuauhtémoc fue apresado y le quemaron los pies antes de ahorcarlo, Cuitláhuac ya había muerto y Moctezuma antes, creyéndolos dios o semidioses, a los barbados unidos al caballo con arcabuces desde donde salía fuego, les entregó oro y rindió la plaza casi de inmediato, rogándoles regresar al Sol, mientras la viruela diezmaba a la población indefensa y el miedo religioso incomprensible lo paralizó.

Con la cruz y la espada se impuso un nuevo mestizaje en el ombligo de la Luna y de ahí́ la raza de bronce ha transitado a empujones.

Yo le cuento historias a Ratma, mientras llena la tetera con el mejor té que he probado en mi vida y trato de alargar el episodio para servirme otra taza.

Sin embargo, ha llegado el momento que Ratma ha empezado a sospechar, le cuento lo mismo porque no sé más, de círculo en círculo he confesado que me encanta el té.

Hemos llegado a un acuerdo equilibrado, el me dará́ el árbol mágico de Parsy Truli de donde corta las hojas y yo he prometido que en cuanto me saque la lotería le enviaré todo el dinero para invertir en su empresa.





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Arturo Martinez Caceres

Arturo Martinez Caceres

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