LO DE HOY

El mensaje anticipado de derrota

El mensaje anticipado de derrota

Foto Copyright: lfmopinion.com

La invasión a Ucrania usada de pretexto para aparecer en pantalla horas antes de la revocación de mandato bajo la excusa de una petición de Trudeau.

El mensaje es por qué y por qué ahora.

El mensaje no es su pobre contenido, sino su aviesa oportunidad.

No solo lo hizo a petición de parte y no como política soberana, sino que esperó a faltaran horas a su revocación de mandato para soltar su Mensaje a la Nación.

Y lo peor es que lo hizo con una intervención propia de una concursante de un certamen de belleza.

Sobre el tema ha sido omiso, contradictorio y, las más de las veces, ausente, desde que dio inicio: la invasión rusa a Ucrania y la guerra que enluta al mundo desde hace más de un mes. Lo aborda ahora, sin embargo, a unas horas de dar inicio a la revocación de mandato y en el periodo de silencio que marca la ley, no obstante haberlo acordado con Justin Trudeau hace varios días.

¿Por qué el mensaje? No por la mortandad, la hambruna y la crisis humanitaria. Nada de eso, porque ¡se lo pidió Justin Trudeau!

¡Vive Dios!, el presidente que por política exterior solo sabe responder como disco rayado que México no es colonia de nadie, orienta y hace valer la diplomacia mexicana a petición de parte extranjera sobre un tema de complejidad mundial y que implica una toma de posición soberana de México ante el mundo.

Pero todo ello redunda en nada cuando uno se impone que el ruego de Trudeau fue de hace varios días, que el mensaje se publica horas antes de la revocación de mandato y el contenido del urgente y apremiante “mensaje a la nación” es más propio de una concursante a La Reina más bella del ejido que de un presidente.

La paz mundial, la política de la paz, en voz de quien hace de la paz un reguilete todos los días —solo le falta pelearse con los marcianos— y “abrazos”, sin saber para quién, si para los ucranianos invadidos, los rusos invasores, las huestes morenistas, al crimen organizado, o a sí mismo.

Por qué y por qué ayer; por qué la urgencia.

Solo encuentro una razón: la desesperación que pilotea este desastrado México desde hace varias semanas.

Puede que las alarmas se hayan encendido ayer en el Olimpo y los números previsibles para la revocación de hoy no se acerquen siquiera a sus más desastrosos escenarios y, en consecuencia y de emergencia, hizo lo único que sabe hacer: hablar.

Hablar, aunque nada diga; hablar sobre un tema complejo, lleno de aristas cortantes y sobre un terreno resbaladizo y minado sobre el que la prudencia aconseja caminar lo estrictamente necesario, bajo una guía experta y con una estrategia diplomática clara y consecuente; con la sapiencia, tacto y experiencia de que carece por completo López Obrador.

El mensaje y su momentum no le pueden ser más a contrarresto y delata su estado inestable, errático y desesperado.

Hasta Jesús Ramírez podría deducir que un mensaje a la nación horas antes de un proceso donde solo él —López Obrador— está en juego, es un round de sombra que muestra más miedo y derrota que otra cosa.

El voto es un derecho ciudadano, que cada quien haga de él lo que mejor considere para México y sus hijos.

Yo Confirmaré las peores angustias de López Obrador: con mi ciudadanía nadie juega y la guardo incólume para mejores momentos.


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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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