PROHIBIDO PROHIBIR

Aunque le griten; Así no

Aunque le griten; Así no

Es la una de la tarde y cruzo por enésima vez en esta semana la línea. Según los expertos en movilidad, es la frontera más transitada del mundo. En la larga espera escucho las noticias, con el mismo sonsonete adormecedor y cinco minutos de anuncios, desde cursos de superación personal hasta maravillosas píldoras contra la impotencia, por fin cambio la estación al adagio de un bello concierto de chelo y mi ánimo se tranquiliza además con el infinito cielo azul y sin smog. Estoy seguro que cuando quieren apretar se desquitan con el tránsito en la frontera que abren o cierran según su voluntad política y las declaraciones del zafio tuitero.

Se acerca mi amigo el de las tortillas de harina La Perlita y le compro un par de paquetes. También me piden dinero tres lavacoches con sus trapitos mugrosos y dos jóvenes vestidos de blanco del ejército de salvación. En realidad este interminable estacionamiento es un gran tianguis mundial, literalmente se vende de todo: artesanías mexicanas hechas en China, banderas del Barsa y de los Xolos; guitarras, tejuines, sándwiches, tortas, refrescos, nieves caseras, churros, esquites, elotes, cobijas de los Chargers y mucho más, lo que usted se quiera imaginar.

También hay jóvenes y viejos en sillas de ruedas, gente que solicita ayuda para medicinas, mujeres con varios niños en brazos con atuendos de Oaxaca y una chiquilla que sonríe a pesar del calor y la sed. Se llama María. Yo la saludé antes porque en una de esas pasadas le invité una soda. Me contó que vive con sus hermanos, que no va a la escuela y que tiene que trabajar para llevar dinero. A sus escasos 10 años me cuenta que su hermana más o menos de su misma edad está embarazada y no tiene seguro popular, ni sabe qué es eso. Arriba se anuncian sonrientes los médicos especialistas en cirugía plástica.

Le pregunto qué quiere hacer y me dice que algún día cruzará la línea para trabajar en Los Ángeles, cuando se pueda, de lo que pueda. En eso estamos cuando, como en la Autopista del Sur, como si fuéramos todos personajes de Cortázar, nos movemos con rapidez hacia el primer mundo. Apenas le alcanzo a decir "nos vemos, que te vaya bien" y a regalarle un par de dólares, de a 19 y subiendo.

Según la Unicef y Coneval, de los 40 millones de menores de 18 años que vivían en México hace 3 años, poco más de la mitad están en situación de pobreza, eufemismo técnico para decir que les falta techo, alimentación, vestido, educación, salud, en otras palabras, una vida digna con bienestar y futuro.

A pesar del trabajo del gobierno, de los millones de millones destinados a programas sociales y subsidios, a pesar de la competida y subrayada buena voluntad, cuando menos cada seis años, de los candidatos principales a puestos de elección popular, a pesar de su compromiso por mitigar y resolver los escandalosos niveles de pobreza existentes, la verdad es que nadie puede estar satisfecho cuando millones de Marías carecen de lo elemental y no asisten a la escuela, ni siquiera a la primaria.

Bien se sabe, en México existe una enorme desigualdad entre los pocos que todo lo tienen sin límite y quienes de todo carecen. Aqui también valdría decir: Así No.

No es admisible un estado de cosas donde la corrupción, la violencia y la impunidad son los nombres y apellidos de nuestros gobernantes y de la sociedad en general, salvo algunos rara avis dignos de estudios de laboratorio y ejemplo. Más aún, un estado de cosas donde se accede tradicionalmente a puestos públicos y privados de relevancia para hacer ejemplares negocios o dejarlos hacer, son los llamados socios pasivos que luego cobran con largueza.

No debiera ser admisible la existencia de una moderna política de "Laissez faire, laissez passer", o simbiosis de Historia de Dos Ciudades de Dickens en pleno siglo XXI, donde los bien comidos y vestidos agrupados en modernas asociaciones y cámaras influyentes se han acostumbrado a imponer sus condiciones, por el bien de la Nación, la estabilidad, el crecimiento (aunque mínimo) y el sagrado status quo y aumento de ganancias. Todos lo aceptan sin reclamos, todos, menos uno que tozudamente, con certeza, sigue en el primer lugar en las encuestas, dice verdades que reflejan el hartazgo social y quiere llegar para cambiar las cosas podridas y combatir los rezagos, aunque algunos le griten que Así No. En efecto, no será fácil, pero la utopía desde luego que vale la pena, y para eso está la política y el ejemplo ajeno a los negocios desde el poder.

#LFMopinion
#Desigualdad
#Corrupción
#Violencia
#Impunidad

Arturo Martinez Caceres

Arturo Martinez Caceres

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