El día en que vivimos en peligro

Hoy es un día en que vivimos en peligro.

Posiblemente desde Bahía de Cochinos el mundo entero no había estado tan en vilo como este ocho de noviembre de 2016.

Ni siquiera en el 9/11, ya que aquel artero ataque se significó directamente sobre los Estados Unidos.

Lo que hoy se juega no son sólo unas elecciones de Presidente de ese país, sino el futuro de la humanidad entera.

Hoy la nación más poderosa del mundo decide si pretende seguir siendo tierra de libertades y de derechos. Lo que determine habrá de afectar al orbe entero.

A lo largo de muchos siglos la humanidad ha venido construyendo un entramado de acuerdos que conocemos como Estado de Derecho; organización política de la sociedad que se funda en someter el poder al derecho porque parte del reconocimiento de las libertades y derechos del hombre, de la tolerancia como valor social, del respeto al otro y al disenso, principalmente de los más desprotegidos y necesitados.

Lo que se juega en Estados Unidos es si deben privar los odios, los muros, la xenofobia, la misoginia y la exclusión por sobre la convivencia pacífica, respetuosa y constructiva de la humanidad en su conjunto.

Lo que se juega, aunque parezca absurdo decirlo, es la Declaración Universal de los Derechos del Hombre.

Desgraciadamente hemos construido una democracia de tripas y de hígados, donde lo que priva es la irracionalidad del sufragio; hemos desterrado de la arena democrática la razón y la deliberación. Silva Herzog Márquez escribía ayer en Reforma que en lugar de Ágoras hemos construido estadios rellenos de odios irreconciliables.

Eso es lo que se juega en estas elecciones, si vamos a vivir un futuro de ágoras donde los ciudadanos participen, deliberen y decidan en libertad su futuro, o masas irracionales y amasijos de odio.

En el caso de México, el riesgo no cesa con la derrota de Trump. Su semilla de odio ha germinado y crece a punto de florecer en franjas importantes de esa sociedad.

Y si ello no fuese suficiente, un apresuramiento mal asesorado y peor ejecutado enfrentaron a México, que no a Peña Nieto, con la Señora Clinton y su equipo, así que tan malo el pinto como el colorado.

Sin duda un día en que vivimos en peligro.

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