POLÍTICA

Esquizoides

Esquizoides

Foto Copyright: lfmopinion.com

Siempre lúcido, Osiris Cantú resaltaba ayer la esquizofrenia de Encinas o, si se quiere, su cinismo, y más bien ambas cosas.

El domingo, en el Zócalo, cuando El Peje preguntó sobre la toma de la Ciudad de México -que no plantón- el gordito Encinas, responsable política y jurídicamente de las libertades, todas y de todos, en la misma, levantó entusiasta y sonriente la mano. Más aún, cuando el prócer preguntó por votos en contra, el gordito calló. Finalmente, cuando se anunció "Aquí nos quedamos", aplaudió rabiosamente la toma del centro de la Ciudad bajo su responsabilidad. No creo que haya habido un funcionario más propicio al juicio político que nuestro flamante Jefe de Gobierno y, al mismo tiempo, coordinador general de plantones.

Encinas financia, coordina, vigila, protege, avitualla y defiende los plantones que tienen de rehén a la Ciudad, repetimos, bajo su estricta responsabilidad. Los plantados tienen baños, agua (hay tinacos a cada cincuenta pasos) luz, protección policíaca, comida, diversión y, seguramente, estipendio.

Pero el mismo gordito, el lunes, en su papel de Jefe de Gobierno afirmaba que sería moderado y tolerante con los plantados, como si estos fueran otros, ajenos, distintos y distantes a él y su administración. Esquizofrenia, cinismo y responsabilidad política, administrativa y, posiblemente, penal.

Dice el triste personaje que "No habrá represión". Primero nadie se la está pidiendo, pero, segundo, hacer cumplir la ley, como es su deber, no es sinónimo de reprimir. El argumento es manido y sofista: no aplico la ley porque no soy un represor: No Señor Jefe de Gobierno, Usted está obligado a hacer cumplir la ley sin reprimir, muy diferente a no cumplir su obligación porque ésta forzosamente sea represiva. El Estado tiene el uso legítimo de la fuerza, es cierto, pero no todos sus actos se ejecutan a través de ese uso. Su obligación, repetimos, es hacer cumplir la ley, sin represiones, pero sin ambages.

Dice también Encinas que "No me extraña que este tipo de planteamientos (que cumpla su obligación como gobernante) provenga justamente de quienes promovieron, financiaron y desarrollaron toda una campaña sucia de odio". Pregunto: Y su lamentable expresión ¿no hace lo mismo?

Decídase, Jefe de Gobierno, Coordinador de plantones, porro antiempresarial o payaso, pero no todo a la vez.

Otro que perdió la oportunidad de quedarse callado fue Joel Ortega. Incapaz de brindar seguridad a los habitantes de la ciudad, pero presto a garantizársela a los plantados. No necesita amenazar con su renuncia, si le piden cumpla su deber, más bien debiera ser cesado y punto.
Y a todo esto, a quién reprimirían si sólo hay carpas y tiendas de campaña vacías en el plantón que organizaron.

Pero los Delegados en funciones y electos no cantan mal las rancheras: quienes tienen a su cargo 16 de los plantones son quienes debieran impedirlos hoy y serán los responsables de hacerlo mañana.

Los diputados y senadores electos del PRD también se muestran esquizoides al demandar la nulidad de la elección presidencial acusándola de todos los fraudes posibles, como si la votación por la que resultaron electos hubiese sido en otro planeta, diverso tiempo, distintos funcionarios electorales, diferentes autoridades comiciales y extraños ciudadanos.

El PRD gana todo en el Distrito Federal pero lo castiga y castiga a sus habitantes con una toma de la ciudad suicida, absurda, esquizoide y entrópica.

Triste, más que esquizofrénico, es el papel al que han reducido a personeros del PRD, obligados a representar la pantomima de ayunos de relevos (entre comidas) frente al Tribunal Electoral. Más triste son las crónicas que la cubren, como si hubiese algo realmente digno que informar.

La farsa cruza todo el actuar y discurso del PRD, secuestrado, como la ciudad y la democracia, por el mesianismo de su prócer: el plantón, muestra de ello hemos publicado en Avenir, es de carpas, no de personas; su movimiento carece de estructura programática y eje ideológico, su único propósito es que El Peje sea Presidente a toda costa, pero sin mayor cuestionamiento, sentido o compromiso social, económico o político; sus descalificaciones a la elección presidencial (que no a las otras), así como a las autoridades electorales son irresponsables fuegos de artificio; sus argumentos jurídicos una mala novela; su postura es de una hipocresía insultante: "La culpa del plantón que yo propuse y decidí es de Felipe por no aceptar mi chantaje", "O el Tribunal cumple mi capricho o no reconozco nada"; "El Tribunal está siendo objeto de presiones", como si la toma de la ciudad fuese un democrático ejercicio estético; "Nuestro movimiento es pacífico y democrático", pero "Se van a amolar".

La democracia requiere un mínimo de autorrespeto. Lástima.

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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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