LO DE HOY

Si Morena y sus cúpulas quieren pervivir deben deslindarse del Peje

Si Morena y sus cúpulas quieren pervivir deben deslindarse del Peje

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Para los de Morena llegó la hora de abandonar el barco.

José Carlos González Blanco
Colaborador Invitado




Llegó la hora.

Hay circunstancias que obligan a decidir si optar por la honrosa dignidad o seguir en la ignominia de un desquiciado corrupto.

Me refiero a los liderazgos morenistas y entre ellos a quién aspire a obtener la candidatura presidencial.

Hay una renuncia implícita a la dignidad cuando el trabajo exige silencio y complicidades ante el delito y la degradación, cuando tiene objetivos o métodos inmorales, ilícitos o sin ética y eso; eso ya sucede en Morena y sus cúpulas.

Se acabó el espejismo.

Todo México y los morenistas, sabemos que no existe ninguna transformación, ninguna lucha contra la corrupción, ninguna lucha por los pobres.

Claramente sabemos que todo lo que hace el Peje sólo son delirios de poder, que no hay proyecto, que al morenismo lo dominan los cárteles de la droga, que hay una obsesión por mantener en la pobreza a los pobres, que se benefician de su modesta cultura.

Es inminente que todo acabará muy mal.

En muy poco tiempo se desatará el caos, ya no habrá dinero para mantener el clientelismo electoral salvo que la casa de moneda fabrique dinero artificial, surgirán más y más escándalos de corrupción, la mediocridad la incongruencia generalizada en todas las decisiones políticas y administrativas empezarán a cobrar sus facturas de manera inocultable.

El saqueo y consecuente inanición de la administración pública la mantiene inútil para contener el derrumbe.

Para Morena, sus liderazgos y quién aspire a una postulación presidencial por ese grupo, la disyuntiva es clarísima.

No hay duda que Morena, es partido de un solo hombre, las huestes de pejezombies que votan también son de él, crearon un monstruo que además, es traicionero y ventajista, ¡Vaya que lo saben sus cercanos!

El morenista que acepte ser dedeado por el Peje, será su rehén y lo perseguirá la culpa por la catástrofe a la que están conduciendo al país; el partido se resquebrajará como pasó cuando se llamaba PRI ó PRD; Morena trae en su ADN la maldición de la lucha de tribus, el fuego amigo y la mezquindad política.

En cambio.

Quien se deslinde del Peje, debe construir nuevos liderazgos, con valor propio, con ética y mostrar ¿De qué está hecho?, deberá rescatar los auténticos valores de la izquierda que han sido traicionados por el movimiento y marcar la diferencia con el dictador.

Debe probar que su valor, no es el de ser ahijado del sátrapa, sino mostrar luz propia.

Como diría el poeta, “Es aquí cuando ya valió madres”.

¿Quién?

Ninguno tiene ni la dignidad personal, ni masas de electores, ni credibilidad propia, casi todos eran enanos que crecieron a la sombra del siniestro y el que no era enano, se adhirió a la enanez implícita en el movimiento mesiánico.

Todos, en la indignidad saben que serán traicionados, pero prefieren esperar el dedazo, mantenerse en el grupo, esperar un golpe de suerte, tener algo para negociar y continuar beneficiándose con las huestes electoreras ciegas y sordas cómodamente fieles por las dádivas clientelares o por su lamentable ignorancia.

¿Qué no les da vergüenza?

¡Notoriamente no!

Debiera ser aterrador aspirar llegar a una postulación morenista asumiendo compromisos con cárteles de droga y extorsión, la carga impagable de seguir pagando el clientelismo electoral de su padrino a riesgo de sufrir las consecuencias un repudio pejedirigido.

Verse en esa disyuntiva con un país sin recursos y padeciendo el odio acumulado de la clase pensante del país, también de la productiva y de los liderazgos internacionales.

Para un candidato con valores éticos y de dignidad, sería insufrible la vergüenza de formar parte de un gobierno sucio, indolente con la violencia generalizada y fracasado en todas las actividades medibles, responsable del luto de miles de familias que perdieron familiares por la incapacidad de las instituciones de salud en atenderlos.

Una candidatura así, sólo la asumirían tipos deleznables.

¿Y la dignidad qué?

¡No hay mañana!

Si Morena no se deslinda del peje para construir un movimiento interno de renovación, haciendo un llamado a la ética, un retorno a los auténticos valores de la izquierda y se reconvierte en un partido crítico que le exija a su líder reorientar el rumbo, en pocos años serán una escoria.

La historia, muestra que, los partidos que impulsaron líderes que encumbrados se volvieron locos y no reaccionaron a tiempo para obligarlos a la sensatez, muy pronto sufrieron el repudio que les causaron sus liderazgos mesiánicos, hay clarísimos ejemplos de esto en Europa y México.

Hora, la disyuntiva es clara.

O rescatan lo que pudiera quedarles de dignidad como partido de izquierda para construir una candidatura digna buscando el apoyo de la sociedad civil para sumar voluntades.

O esperan recibiendo un sueldo y flotando, a que les llegue la hora de la dedeada y la traición.

Para el partido y para sus líderes, ya es hora de deslindarse.

Pero, no pasará.

Desearlo pareciera una ingenuidad.

Actuar con dignidad es mucho pedir a los líderes morenistas que esperarán la ignominia del dedazo que maldice.

Ninguno de ellos, jamás ha antepuesto el interés nacional al propio.

Ya se acostumbraron a la indignidad y sólo entienden esas reglas.

Lástima de políticos.


carblanc@yahoo.com

Redacción LFM Opinión

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