POLÍTICA

Damos de compañía

Damos de compañía

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Imposible no reconocer el ADN del viejo PRI: pragmatismo puro; tufo leguleyo; conservación del poder por sobre todo. No será "fraude patriótico”, pero sí asonada silenciosa

La democracia en México llega hasta donde empiezan los intereses y arreglos partidistas.

Todo el discurso y parafernalia de los derechos y voluntad ciudadanos son solo mascarada y patraña.

De las reformas políticas de 96 a la fecha, todas han sido para fortalecer privilegios, margen de acción y haciendas de los partidos, no para empoderar al ciudadano.

Se llevaron a la Constitución los derechos del militante frente a los partidos, pero en los hechos sólo vinieron a consolidar los instrumentos de control político de las dirigencias sobre el militante, en detrimento de los derechos político ciudadanos que se decían proteger.

En ése tenor, hoy se protegen los intereses del PRI por sobre los derechos políticos de los michoacanos y la democracia en esa entidad. Como al PRI no le conviene moverle a zombie que tiene por Gobernador, instrumenta una ingeniosa salida política nombrando un Comisionado federal. Bueno para el desastrado Estado, tan necesitado de gobierno y de paz. Malo para los michoacanos y la democracia, porque gobernará un fuereño, designado desde la metrópoli y sin mandato popular inmanente.

Imposible no reconocer el ADN del viejo PRI: pragmatismo puro; tufo leguleyo; conservación del poder por sobre todo. No será "fraude patriótico", pero sí asonada silenciosa. La ley, la voluntad ciudadana y la democracia sacrificadas en el altar del otra vez invencible.
En los hechos se declara un desconocimiento de poderes, sin desconocerlos; se hace renunciar a un gobernador sin removerlo; se impone un gobierno de facto sobre otro electo, bajo el método de dónde quedó la bolita. Ingenioso, sin duda. Mañoso a cual más. Pero no democrático.
No es por cierto la primera vez que en este sexenio se burla la democracia. En Baja California hay un gobernador pactado.

El PRI entregó la cabeza de su candidato en la mesa del Pacto. Lo abandonó a su suerte. Los delegados que le enviaron se dedicaron a emborracharse y pasear por San Diego. Los recursos comprometidos nunca llegaron; los escasos que llegaron no se aplicaron a su cometido. Al final del camino, un candidato que empezó triunfador fue paria entre (y por) los suyos. Apestado, olvidado, burlado.

La traición no fue, sin embargo, sólo del PRI y para con su candidato y militancia, fue también del PAN y del PRD para con todos los bajacalifornianos, al montar una charada electoral en la cual aquéllos jugaron de títeres.

Hago votos porque Michoacán, y con él México, recobre el camino de la seguridad, la ley y la paz. Pero vayámonos despidiendo del sueño democrático: la organización electoral quedó concentrada en un órgano centralista y partidizado por cuotas, la representación política arrumbada bajo una mesa de Pacto; las elecciones podrán ser negociadas en peleas arregladas y los gobernadores convertidos en damos de compañía.

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Luis Farias Mackey

Luis Farias Mackey

Ser o no ser, preguntó Hamlet. ¿Soy éste que soy?, preguntó Quetzalcóatl. ¿Vivo yo todavía?, preguntó Zaratustra. La primera es una opción binaria: sé es o no sé es. La segunda es la trama de la vida misma: ser lo que sé es. La tercera es descubrir si, siendo, efectivamente aún sé es. Vivir es un descubrimiento de lo que sé es a cada instante. Porque vivir es hurgar en el cielo y en las entrañas, en los otros -de afuera y de adentro-, del pasado y del presente, de la realidad y la fantasía, de la luz y de las sombras. Es escuchar el silencio en el ruido. Es darse y perderse para renacer y encontrarse. Sólo somos un bosquejo. Nada más paradójico: el día que podemos decir qué somos en definitiva, es que ya no somos. Nuestra vida es una obra terminada, cuando cesa. Así que soy un siendo y un haciéndome. Una búsqueda. Una pregunta al viento. Un tránsito, un puente, un ocaso que no cesa nunca de preguntarse si todavía es.

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